Después de la derrota sufrida el miércoles ante los Ravens de Baltimore en el NRG Stadium los Houston Texans enfrentan un momento determinante.
Los Toros ahora tienen que decidir el rumbo que van a tomar y no hay mucho tiempo para pensarlo.
Los jugadores del entrenador en jefe DeMeco Ryans dejaron que el partido se les fuera de las manos en el segundo tiempo donde ya no encontraron las respuestas para frenar a un inspirado Lamar Jackson, el mariscal de Baltimore al final se fue con un partido histórico, y por si fuera poco el corredor estelar de los Ravens, Derrick Henry también se dió gusto casi todo el partido.
Fue quizás el peor partido del mariscal de los Texans, C.J. Stroud y él lo admitió de esa manera en la conferencia de prensa inmediatamente después del partido.
El rebote que esperaba la afición de los Toros después de la derrota amarga contra los Jefes de Kansas City no apareció.
Se pueden señalar los errores y las ventajas que cedieron los Texans en el partido contra los Ravens pero a estas alturas eso sirve de muy poco.
Para los Texans se acercan los "Playoffs" y no hay tiempo para lamentos ni dudas.
El equipo tiene que hacerse la pregunta. ¿Cuánto vale la oportunidad de jugar en la postemporada?
Es en esa respuesta que los Toros van a encontrar su verdad.
A los Texans les queda un partido de temporada regular donde no hay mucho en juego contra los Titans de Tennessee, pero que quizás les pueda servir para reencontrarse antes de entrar a la etapa donde no hay mañana.
Ryans no va permitir que el equipo se le caiga, mucho menos cuando se viene el momento más importante de la temporada.
Stroud conoce la adversidad y como líder de este equipo tampoco va permitir que ese partido contra los Ravens lo defina.
Houston no tiene otra opción más que reaccionar en tiempo reducido.
La urgencia toca la puerta pero más importante la oportunidad los llama y todos estaremos pendientes para ver cómo es que responden al campanazo. Vamos Texans.
