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Qué decepción la de Reed

Gustavo Rangel
RUMBO (www.RUMBOTX.com)

Entre todo lo malo que ha sucedido hasta ahora en lo que va de la presente temporada de los Houston Texans se encuentra la decepcionante actuación del safety Ed Reed, que fue dado de baja del equipo por bajo rendimiento. Y no necesariamente porque no cumplió con todas la expectativas sino porque luego de haberse marchado tuvo el descaro de hablar mal del equipo y del supuesto maltrato que recibió por parte del coordinador defensivo Wade Phillips.

Reed, que ahora juega con los Jets de Nueva York, mostró una gran falta de profesionalismo con sus declaraciones porque no solamente se fue en contra de Philips sino que llegó al grado de involucrar a sus excompañeros al decir que "mucha gente en el equipo (Texans) se encuentra disgustada".

Este tipo de actitud por parte de Reed es repulsiva porque no se vale alegar sobre detalles de un vestidor al que ya no se pertenece. Lo que hizo Reed es falta de integridad. Qué lástima que se hicieron tantos esfuerzos para traer a un jugador de esa clase.

Reed ni siquiera ha tenido el valor para decir que parte de su mala experiencia con los Texans fue culpa suya y que la directiva de los Toros le tuvo mucha paciencia luego de que llegó al equipo lesionado. Los Texans le dieron a Reed un trato de alfombra roja y a cambio el defensivo fue mal agradecido.

Lamentablemente en momentos complicados a muchos les gusta hacer leña del árbol caído y como están las cosas en el equipo es muy probable que se sigan señalando culpables.

Los Texans llegaron a su octava derrota consecutiva tras perder ante los Raiders de Oakland, lo que fue un nuevo punto bajo, pero ojalá que los jugadores y entrenadores que siguen en este barco que atraviesa por aguas turbulentas sepan mantener la postura y ante esta adversidad
muestren carácter e integridad.
Ese carácter e integridad que a Reed le faltó en el caso de sus comentarios mencionados.
Houston recibe el domingo a los Jaguars de Jacksonville, uno de los peores equipos de la NFL, en un partido que no se puede perder, ya no tanto por mejorar el récord sino por cuestión de orgullo. Dicen que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante. Esperemos que el domingo los Texans encuentren la cura para su mal.

El entrenador en jefe Gary Kubiak apostará una vez más con el novato quarterback Case Keenum y ojalá que lo haga con la actitud de todo o nada: ya no puede hacerlo a medias, si va a confiar en Keenum que sea de forma incondicional.

Los Texans ya no tienen mucho que perder pero por respeto a ellos mismos y a sus aficionados deben de jugar hasta el final con orgullo y Keenum ha demostrado que está dispuesto a dejarlo todo en el terreno el juego. Es tiempo que todos sigan el ejemplo.

Más información deportiva en www.RUMBOTX.com

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