Durante un almuerzo, el jefe entrenador de los Houston Texans, Gary Kubiak, le dijo a las personas que asistieron al evento que si hace un año, antes de comenzar la temporada, él les hubiera dicho que el receptor Andre Johnson, el corredor Arian Foster y el mariscal titular Matt Schaub iban a lesionarse por varios partidos y que los Texans iban a cerrar la temporada regular con un quarterback novato pero que con todo alcanzarían los Playoffs con el tercer mariscal del plantel, ganarían la división y estarían muy cerca de embolsarse el campeonato de la Conferencia Americana todo mundo lo hubiera juzgado como un loco.
Pero la realidad así fue, con todo en su contra los Texans llegaron muy lejos y sellaron la mejor temporada en la historia de la franquicia.
Considerando todo lo que salió mal la campaña pasada, hasta da un poco de medio que luego de la pretemporada las cosas salieran tan bien, se ganaron tres de los cuatros partidos disputados, surgieron jugadores interesantes como el veloz Trindon Holliday —que regresó dos patadas de despeje y una patada de salida para touchdown— y lo más importante no hubieron lesiones.
Kubiak redujo su plantel a 53 jugadores después del partido contra los Vikings y no hubo grandes sorpresas. Los aficionados de la Universidad de Houston quizás quedaron un poco decepcionados porque el mariscal Case Keenum no quedó como tercer quarterback de los Texans. El puesto se lo quedó John Beck tal como se esperaba.
Es posible que los 53 hombres que quedaron en la lista final no sean los que inicien la temporada porque existe la posibilidad de que se hagan modificaciones con cambios con otros equipos.
Sin embargo, la base del equipo del año pasado se encuentra casi intacta y no importa lo que hagan de aquí al comienzo de la temporada regular, los Texans están armados para llegar lejos este año.